Sinesio Darnell
Entre revistas, separatas y opúsculos, tanto nacionales como extrajeros, es mucha la información que recibo sobre el tema de las psicofonías o parafonemas. En el estudio comparado de toda esta documentación, se observa –salvo honrosas excepciones– un denominador común, y este es “el matiz de las comunicaciones”. Mayoritariamente el contenido de las mismas es simple y complaciente; en algunas ocasiones tienen un tinte irónico, y pese a lo que se diga, ante preguntas de cierta trascendencia, la contestación suele ser un tanto ambigua, que si bien en un principio parece no tener relación con la pregunta realizada, a la larga, como piezas de un rompecabezas, estas contestaciones se juntan adquiriendo un verdadero sentido.
El sonógrafo es un analizador electro-acústico de frecuencias que graban sobre una señal las principales características del fenómeno verbal. Reproduce las tres dimensiones del sonido. En el caso de las voces humanas, las formas resultan de la acción de las cavidades de resonancia del aparato fonatorio, mientras que en las voces psicofónicas parecen resultar de otro proceso que podría individualizarse por la oblicuidad de la manipulación paranormal del ruido o de frecuencias sucesivamente disponibles.
En fin, me parece que se ha reunido un máximo de elementos para poder afirmar la real paranormalidad física de las voces psicofónicas, puesto que tanto las grabaciones objetivas, como los sonogramas, demuestran que la frecuencia está ausente en las voces psicofónicas, siendo dado que en las voces humanas ésta viene determinada por las vibraciones de las cuerdas vocales. Esto significa que el agente desconocido se encuentra desprovisto de ellas… ¡Más paranormal que esto…!
Al parecer otros centros han confirmado estos resultados. Hace dos años una universidad brasileña llegó a las mismas conclusiones. Durante los días 22, 23 y 24 de septiembre de 2001 fui invitado a dar unas conferencias en la localidad italiana de Católica, en la costa del Adriático, a un congreso internacional de transcomunicación. Desde mi punto de vista cabe destacar la documentadísima conferencia dada por el ingeniero en electrónica Daniele Gullá, especializado en el estudio computerizado del espectro de las grabaciones paranormales. Este investigador reafirma lo dicho por el “Instituto Ferraris”, de que las voces psicofónicas presentan una estructura muy diferente a la humana. Afirma que el sonograma de una psicofonía, comparado con la voz grabada sobre una cinta de esa persona en “vida”, coincide en un 95 % en el espectro, sin aparecer en la psicofonía las características de una voz emitida por las cuerdas vocales.
Por otro lado el conocido investigador Gérad Ferrandi también demostró la paranormalidad de las voces grabadas en un detallado estudio sobre 24 grabaciones de diferentes procedencias.
A finales del mes de septiembre de 2000, asistí a un congreso internacional de transcomunicación en Bélgica, donde diferentes investigadores de renombre como H. König, expusieron sus trabajos. König mostró una cinta de vídeo con psicoimágenes en movimiento, acompañadas de grabación en audio. Este investigador defendía igualmente la paranormalidad de la transcomunicación.
Los inicios
El gran divulgador François Brune advierte: “Cualquier práctica de transcomunicación es en realidad una ventana abierta a otras realidades, ventana por la que pueden entrarnos ‘cosas’ no deseadas”. Comentario al que yo añado: “En realidad no hay pruebas evidentes de la naturaleza de ese plano con el que contactamos”. Por ello hemos de ser muy precavidos al aceptar el contenido de la grabación.
Empecé a experimentar a mediados de 1974 casi a diario, y como se comprenderá la casuística y el anecdotario acumulado me permiten llegar a algunas conclusiones, que en su mayoría han sido confirmadas por otros experimentadores. Un hecho que está sobradamente demostrado es la capacidad de mentir, de engañar y contradecirse de las “voces” entre ellas, así como un gran desconocimiento del valor del tiempo, al menos del nuestro. Estos hechos son mucho más abundantes en la práctica de grabaciones por radio –transradio– que en la experimentación “vía acústica”, o sistema clásico. De mis archivos personales expongo los siguientes casos, algunos de los cuales ya he comentado en otras ocasiones:
1]– En cierta ocasión un buen amigo mío fue propuesto por la empresa donde prestaba sus servicios, para que hiciera unos cursos de perfeccionamiento en el extranjero. Como sea que vivía con su madre de avanzada edad, temía que mientras estuviera fuera ocurriera lo peor. Insistió tenazmente para que psicofónicamente preguntáramos si podía irse tranquilo. Poco después llegó la respuesta; con toda claridad una voz le respondió: “morirá antes de Navidad”. Esto ocurría sobre el mes de septiembre. No sé qué explicación daría a la empresa, pero su estancia en el extranjero fue aplazada para más adelante. Vivió unos meses de angustia y zozobra, pero el caso es… que llegó la Navidad y la madre las celebró alegremente. Y no solo eso; vivió bastantes años más. Sin lugar a dudas la contestación fue una “broma de mal gusto”.
2]– En otra experiencia me dieron el nombre de un compañero de Madrid, que según “ellos” acababa de morir en un trágico accidente. No me atreví a llamar a su casa, pues preferí dejar pasar unos días. En el mes de marzo de aquel mismo año, mi buen amigo el Padre José Maria Pilón, me invitó a dar una conferencia en el “Salón Borja” de Madrid. Al llegar a la capital y transitar por el largo andén de la estación de Chamartín, alguien me dio una palmada en la espalda, me volví, y cuál no sería mi sorpresa… agradable sorpresa, al contemplar el sonriente rostro de mi amigo, presuntamente fallecido.
3]– El caso más evidente de la poca fiabilidad de algunas grabaciones es aquel en que una voz que creí reconocer me comunicó, después de identificarse, que acababa de morir y necesitaba ayuda. Durante dos o tres días, nada más localizar la onda –1.350 kHz– aparecía la voz del presunto difunto llamándome por mi nombre, y en algunas ocasiones seguido de mis apellidos. Fueron muchos los detalles que no encajaron. Por ejemplo, siempre nos habíamos tratado de “tu”, mientras que en las grabaciones siempre me hablaba de “usted”. Total… unos días después cenaba con mi amigo en un restaurante de Barcelona.
La curiosidad hizo que jornadas después volviera a experimentar en los 1.350 kHz… Tal y como esperaba volvió a aparecer la misma voz. Al oírla no pude por menos que increparla, diciendo que era una mentirosa. “¿Por qué mientes?”, pregunté enfadado. La contestación fue tajante: “Porque sí… Me divierte”. No solo había sido víctima de un vulgar engaño, si no que hubo una clara suplantación de personalidad. Pero no siempre es así; son muchas las precogniciones –menos alarmistas– y advertencias que se han cumplido. El hecho de haber comprobado en algunas ocasiones mentiras y falsedades es suficiente para poner en cuarentena “sus” comunicados, y para que recordemos la advertencia de François Brune.
En transradio, cuanto más baja es la frecuencia con la que experimentamos, más desagradables resultan las inclusiones. Esto es una simple observación que seguidamente comentamos.
Comportamiento de las voces obtenidas en diferentes frecuencias
Por debajo de los 1.400 kHz encuentro una franja de comunicación que he denominado “zona del olvido”. En ella las comunicaciones suelen ser imprecisas y divagatorias. A las preguntas que se realizan suelen contestar: “No lo sé”, “no me acuerdo”, “quién soy”, “quién me llama”, “dónde estoy”, “no puedo… todo es confuso”, “qué hago aquí”, “qué es esto”…
Igualmente se observa la repetición incansable de una palabra, por ejemplo, un simple saludo –“hola”–, produciéndose un efecto de eco invertido, –esto es, el primer saludo o cualquier otra palabra es muy débil– pero aumenta la intensidad a medida que se repita.
Sobre los 1.500,5 kHz entramos en una frecuencia en la que las contestaciones suelen tener ya una intencionalidad, es decir, contestan prácticamente en un 80 % a la pregunta formulada. Sin embargo persiste el engaño o la suplantación de personalidad, no en exceso, pero ocurre. Llega un momento en que la experiencia del operador hace que reconozca la “voz” que miente y falsea, pues normalmente siempre es la misma, de igual modo que reconoce “aquella” que es fiable, puesto que en más de una ocasión se comprueba la realidad de su comunicación.
La técnica de lo que llamo “franja negra”, que en realidad es una variante de lo que antes llamábamos “ruido blanco”, será explicada detalladamente en un próximo trabajo, ya que en la actualidad me falta determinar ciertos vectores. La variedad de tonos y timbres de las grabaciones, de lo que en su tiempo definí como “transradio”, es amplísima. Encontramos voces completamente robotizadas, otras muy graves, así como otras prácticamente normales. ¡Y cómo no!, también las hay de una gran agudeza que son molestas de escuchar; voces de hombre, de mujer, de niños, y algunas siseantes de gran dulzura. Lo que sí es cierto, es que cuando paulatinamente vamos subiendo la frecuencia de la portadora negra en la radio, si bien el número de grabaciones tiende a descender, resultan más claras y entendibles, no sólo porque la franja está mucho más limpia de ruidos de fondo, sino porque las voces están más humanizadas en cuanto a tono y timbre.
Para la emisión de estas “bandas” se impone la utilización de una radio digital que permita una amplia gama de frecuencias. Personalmente empleo un aparato que cubre desde 531 a 26.100 kHz, con la particularidad de que puedo variar la frecuencia de uno en uno kHz, o afinar más, de décima en décima de kHz. Lamentablemente las frecuencias que menciono no pueden generalizarse ya que da la impresión de que éstas proporcionan resultados más o menos positivos dependiendo de las coordenadas geográficas.
El conocidísimo investigador Ernst Senkowski me comentaba que realizando una serie de ensayos preguntó que si durante los años de vida que le podían quedar, lograría encontrar y localizar perfectamente la frecuencia ideal para sus transcomunicaciones, pregunta a la que contestaron que sí. Pero como ya sabemos, no siempre dicen la verdad…
Otro factor a tener en cuenta es la meteorología durante la experimentación. Tengo sobradamente comprobado el hecho de que cuando estamos bajo los efectos de una depresión generalizada, no solo baja el numero de grabaciones, sino que llegan a desaparecer –de haber alguna es de bajísima calidad–, sobre todo cuando trabajo sobre los 1.500,7 kHz. En frecuencias más elevadas, por ejemplo 15.000 kHz, este fenómeno no es tan marcado.
Creando hipótesis
Como se habrá observado en el cuadro que acompaña a este trabajo, en la mayoría de los casos las contestaciones, aún con diferentes palabras, guardan una relación… pero otras no.
Hace ya años formulé la “teoría de la interfase”, en la cual exponía la idea de que entre una vida terrestre –tridimensional– y una espiritual, etérica o astral, tenía que existir una zona intermedia, una interfase entre lo terreno y lo espiritual. El investigador Raymond A. Moody, Jr., en sus libros sobre “vida después de la vida”, menciona relatos de sus entrevistados, en los cuales se describe una “zona gris” en la que los “trans-seres”, como los denomina H. Senkowski, deambulan indiferentes, ignorando su propio “existir”, siempre cabizbajos y desorientados. Zona que correspondería a la franja de contacto que denomino “zona de olvido”.
La interfase podría estar formada por diferentes planos con estadios de conciencia o de conocimiento igualmente diferentes, como parece demostrar la seguridad de algunas contestaciones en distintas frecuencias. El conocidísimo autor e investigador John Klimo nos dice que “…el físico Saul-Paul Sirga de Berkeley, y el investigador médico Andrija Puharich, aluden a centenares de dimensiones que pueden existir mas allá de la realidad espacio-tiempo con la cual estamos familiarizados. No obstante, y para lograr un posible consenso, podemos afirmar que el concepto de planos –niveles, o dimensiones– es de suma importancia para nuestra discusión, ya que uno de los modelos primarios para la canalización explica cómo los seres de otros niveles pueden comunicarse a través de los canales que están en nuestro plano…”.
Pienso que la psicofonia o “transaudio comunicación” no deja de ser un sistema de “canalización”, tecnificado y al alcance de todos, ya que no se necesita de facultades psíquicas.
El físico Schabbath van Nes Ziegler, en su obra Teoría del universo muldimensional, nos habla también de la multitud de dimensiones o planos existenciales que puede haber, formando éstos a su vez diferentes sistemas. Por otro lado el profesor Régis Dutheil, en su obra no publicada en castellano El hombre superluminoso, explica que existen tres planos de vida: el sublumínico, que es en el que nos movemos; el lumínico, que corresponde al de la velocidad de luz; y el último que corresponde al superlumínico, donde la velocidad de la luz es superada, y donde pueden existir entidades sumamente espirituales. El plano lumínico actuaría como límite divisorio –interfase– entre lo terreno y lo puramente espiritual, permitiendo hasta cierto punto el transvase de información en ambos sentidos, y de intenciones muy diversas.
El Padre François Brune, conocido por su honestidad, hace referencia a entidades engañosas, en el prefacio de la magnifica obra del psiquiatra Carl Wickland: Trente ans parmi les morts.
Lo expuesto nos puede aclarar –hipotéticamente– las diferencias halladas en el cuestionario del cuadro. Los “entes” que contestan (¿) pueden proceder de diferentes planos de existencia según su grado de evolución, y por lo tanto, tener unos u otros conocimientos e interpretaciones. Dejando aparte una posible mal intencionalidad, sería posiblemente aceptable que sus contestaciones fueran simplemente el reflejo del estado de limitación en el que se encuentran.
Demostrada la paranormalidad de las grabaciones que se realizan, y prescindiendo de su origen –pese a que todos tenemos nuestra opinión–, cabe preguntarnos: ¿cuáles son las contestaciones que corresponde a una realidad… y cuáles son fruto del engaño? La respuesta posiblemente se halle en la cara oculta de la psicofonía.
Para consultar este artículo completo ver revista:
ENIGMAS Nº 07 / 1002 - 80 La cara oculta de la psicofonía
Sinesio Darnell
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