Tizimin, Yucatán- un suceso extraño ocurrió en un rancho denominado San Isidro Dzoila, sin que haya podido determinarse la identidad del culpable.
La propiedad en cuestión pertenece a Don Esteban Osorio, quien fue informado de que, deforma misteriosa, les habían succionado la sangre a 23 de sus aves (gallinas y pavos) sin dejar ni una gota ni rastro de ésta en el lugar. El descubrimiento lo realizó el capataz José Abraham Canul. Al ser entrevistado explico que al llegar a su rancho por la mañana, se dio cuenta que en el área utilizada como gallinero, completamente cercada, yacían en el suelo 23 aves que presentaban huellas de colmillos incrustados en la garganta y la masa encefálica succionada. Tratando de buscar respuesta a este suceso procedió a revisar las reses en el corral y se llevó una considerable sorpresa al percatarse que una yegua de escasos dos meses de edad presentaba similares señales de colmillo en el cuello y estaba igualmente sin gota de sangre, por lo que de inmediato acudió a dar aviso a su patrón.
El hecho fue denunciado ante las autoridades competentes, pensando que alguien había matado a dichos animales. No obstante, las fuerzas del orden dieron escasa importancia a lo sucedido, dando como respuesta que si se hubiera tratado de un homicidio "sería otra cosa". El hecho sigue pues rodeado del mayor de los misterios. Hace tan solo un mes y medio un suceso similar se había registrado en un rancho vecino, ubicado a 3 Km. En esa ocasión todos los animales (aves) habían perecido en la misma circunstancia con huellas de colmillos. Se da la circunstancia de que ambos hechos ocurrieron exactamente tres días antes de la Luna llena.
Con el fin de evitar posibles infecciones, las aves y los animales muertos fueron enterrados en un viejo pozo.
AÑO CERO/AKASICO
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